Vas a dejar tu boca en cada boca
de esta cumbre de heridas al acecho.
Vas a poner tus labios,
tu deslumbrada sed,
sobre el rumor preciso de la sangre.
Voy a dejar la pena encanecida
entre un zarzal de sombras ciegas.
A tatuarme el tiempo,
seca arena de siempres derramados.
Ha de brotar la oscura luz del aire,
el beso
por entre los espejos derrotados.
Delicia de este amargo amor amado.
Y mi lengua... va y busca tragos de miradas.
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