Mis manos: sobre tu cuerpo,
como promesas
mojadas de la espera,
como barcos
de lejanía dibujada,
o tal vez diría, sí, espera,
barcos de ausencia,
de ausencia lenta, dulce, cuidadosa.
Derramando la sombra,
los perfiles de heridas
sumergidas en luces
densas y sabrosas.
Ah, tu carne después, pan vagabundo
de cada día, amor,
que en la boca mendiga mi cobijo,
mi silencio
embarrado de aliento
oscuro, vivo, codicioso.
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