Acontece en la sombra lo desnudo,
lo callado, lo triste, lo esperado.
Y no hay luz que lo vista o que desdiga
la quietud de su nombre enamorado.
Se aparece al cristal el beso frío
de una brisa de corte diamantino.
Esculpe transparencia y un enjambre
de recuerdos de escarcha y sueño tibio.
Y me invitan tus labios al deseo
como estrellas de duda renacida,
como grutas de amor y fuego herido.
No hay en toda la nieve otra pisada,
otra huella ni imagen ni memoria,
que no sea el umbral de recordarte.
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