Por lo visto, no es fácil
olvidarte.
Tu olor se pega a mi memoria
con la destreza ambigua
de tu cuerpo.
Busco además
-sé que es absurdo-
la fricción y el ahogo,
la insistencia precisa de tu voz,
la lealtad incluso,
finalmente exaltada,
del grito y el placer.
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