viernes, 19 de febrero de 2010

Ojo por ojo

Siempre ha sido controvertido el significado real de la ley del talión. ¿Se ampara en el Antiguo Testamento la venganza? ¿Hasta qué punto la ley nueva de Cristo abole, corrige o supera el antiguo principio de justicia privada? No podemos escapar por la vía fácil de la ausencia de fe: la inexistencia de Dios en nada alteraría, en realidad, el fondo moral de la cuestión.

Suele decirse que el resultado de aplicar el ojo por ojo no es justicia para la víctima inicial, sino doble pérdida. Que no se repara nada mutilando al mutilador. Al contrario, se añade una mutilación que incrementa la infelicidad y multiplica la desazón, pues ni la víctima ni el represaliado remontan necesariamente, ni mucho menos, hacia la aceptación y la superación, por el hecho desnudo de ver cumplida la venganza o de recibir el castigo equitativo.

El que a hierro mata, a hierro muere: ¿imperativo o constatación? Ciertamente, esta frase debe observarse a la luz de lo que Jesús obra mientras la pronuncia. Corta la violencia de Pedro y repara la herida, milagrosamente. Creamos o no el relato, sitúa claramente el mensaje en una vuelta al momento anterior al pecado de la agresión, pues suprime tanto la presencia del arma como la consecuencia sangrienta de su uso por parte, además, del que será la piedra en la que se funde la Iglesia terrenal de Cristo.

He aquí el talión del Nazareno: vaina para la espada, cura para la herida. Se corta así la cadena de agresiones y represalias, se repara la mutilación de la víctima. Es el perdón, en realidad. Aplicar la revancha no solo incrementa la violencia, además hace crecer la culpa, corrompe al inocente, desata la espiral del mal y empobrece el destino de todos. No es solo que la vieja ley sea ineficaz, por más que sus raíces se hundan, oscuramente, en un instinto de muerte o, como máximo, de frágil supervivencia. Es que extiende en la superficie de la tierra la mancha de la sangre, vertida inútilmente.

Basta con la sangre del Cristo. En ella no solo se purgan los pecados de los agresores, sino que en ella también debe saciarse la sed enfermiza de venganza. Solo el perdón puede derramar una luz inextinguible en todas las creencias, en todas las ideologías, en todos los ojos que sinceramente quieran abrirse a lo humano.

3 comentarios:

  1. ''Mira hacia delante, así sabrás adonde llegar''

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  2. SOBRE LA LEY DEL TALIÓN
    -En el primer apartado se separan claramente el mundo de la razón moral y el de la fe religiosa,en su variante de la justicia, tema central del texto.
    -Tu visión de ésta se basa psicológica y antropológicamente en la conciencia moral individual y social del perdón, la aceptación y la superación, en la conciencia, como se dice, "tranquila" a nivel individual y en la paz que el Nazareno ofrece al Imperio a nivel social,como muy bien interpretas.
    -Destaca en el texto la fina exaltación psicológica del humanismo moral (Erasmo).
    -Sobre los Derechos Humanos no comentas nada en su relación con la ley del Talión, el cristianismo y el humanismo.¿No serán éstos, pienso que piensas tu, una evolución de todo lo anterior?.Es decir,un Occidente de un Oriente,cuyo mediodía ha sido el cristianismo y el humanismo hasta el nuevo día.Tema, como vemos, complejo, que se podría reducir a una paralela ley del Talión :"No quieras para otro, lo que no quieras para tí".
    -Me ha agradado tu fina y profunda hermenética de la valoración del perdón, la aceptación y la superación como método modélico ético-moral de convivencia individual y social.Sin embargo,quedando en la historia la 1ª y 2ª guerra mundial, el fanatismo religioso medieval y el derecho y la justicia clásica,-¿ No sigue existiendo y aplicándose la ley del Talión en la actualidad mucho más que su paralela y opuesta?.Podemos verificarlo con los fenómenos sociales en estos últimos cincuenta años.
    En conclusión,tu apuesta por el perdón, la aceptación y la superación individual y social me parece muy loable, humana e, incluso,religiosa, catártica y laxante.Nosotros, como profesores transmisores de estos valores, nos seguimos encontrando dentro del eco de las pocas voces que en el desierto claman,-¿No te parece?...
    -Muchas grácias por el texto."Ojo por ojo". Jesús me comentó tu personalidad, yo,Mariano,su padre y profesor jubilado, le propuse esta pregunta y amablemente, Ud.,Benjamín,profesor en activo, me la respondió.
    -¡ Un deseo compartido para su realización!.-"Si muchos pensasen así,el amanecer del nuevo día sería más sosegado y sereno-".
    Mariano

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  3. El perdón, además, embellece a quien lo dispensa, limpia al que lo pide y libera a los dos. Me ha encantado además tu manera de interpretar el episodio de la oreja. Ahora aparece iluminado a mis ojos.

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