lunes, 5 de octubre de 2009

El dolor

Es sencillo el dolor. Puro y directo.
Escuece densamente, extiende
la sombra de la soledad abrasadora
como una mancha de crueldad
lenta, voraz e innecesaria.
Mira fijamente
a los ojos, escudriña las grietas
que ha labrado en el rostro y fríamente
prosigue su trabajo destructivo.
Sencillo, inexorable: tal un verdugo
que conoce su oficio, siempre esquivo
tras la capucha negra.

9 comentarios:

  1. Qué poema tan terrible, lleno de intuiciones e imágenes que alguna vez he sentido en mis carnes. Pero me gustaría pensar, para no desesperarme, que todo ese dolor, en el conjunto del universo y de los tiempos, cobra un sentido que ahora se me escapa.

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  2. Muy bueno, en efecto, este poema, con imágenes muy certeras. Aprovecho para dar las gracias a Jesús por avernos anunciado su aparición por estos lares.
    Un abrazo a ambos.

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  3. Me ha estremecido este poema. Precioso.
    Un saludo.

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  4. Gracias a todos. Los que habéis comentado, los que no. Y especialmente a ti, Jesús, pues de tu estremecimiento nació el eco de tu entrada, y de él, el aluvión de visitas que agradezco, el interés numeroso que no merezco, la sensación, definitiva, de que el dolor puede transformarse también en alegría compartida.

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  5. Estremecedor el poema. Voy a leer más cosas tuyas, llego desde el blog de Jesús Cotta Lobato y es una grata sorpresa encontrar la voz de un nuevo poeta. Saludos y un fuerte abrazo.

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  6. Maravilloso poema , precioso dolor , un dolor que hoy me divide ..

    Saludos desde la isla
    Rosna

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  7. Pues tenía razón Jesús... bello y estremecedor. Un abrazo

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  8. Ladrón de versos, espero que robes todos los que necesites o simplemente desees. Es un placer ser despojado de la poca belleza que haya podido ayudar a nacer entre palabras.

    Rosna, siempre es un placer que me leas. Más aún si además puedo leer tus saludos, tus juicios, tan y tan amables.

    Rocío, te invito a bucear en este y otro pequeño reino de poemas antiguos que descubrirás fácilmente en los vínculos del blog. Y ojalá pueda estremecerte alguna que otra vez más.

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