martes, 22 de septiembre de 2009

Poetas clásicos en la voz de Alfonso de Lucas Buñuel

Tentaciones tenía de denigrar miserables pedagogos, sociólogos, políticos, esos matarifes de cerebros que destrozan el futuro de su patria supurando declaraciones, leyes, decretos, ordenanzas: Rafael Feito, Mariano Fernández Enguita, Jaume Graells. Pero no merecen ni siquiera el honor de convertirse en títeres de nuevas zahúrdas de Plutón, de ser alguacilados en este tribunal de viento y nadería. Oigamos, mejor, en la voz de Alfonso --un mi amigo-- los versos que ellos aspiran a barrer y suplir con sucedáneos de literatura para loros lobotomizados. Lope, Quevedo, Bécquer, Alberti, Miguel Hernández. Oh cuánto gana esta entrada con estos nombres, cuánto empiezo ya a lamentar haber acogido el nefasto sonido de esotros no hace nada.



4 comentarios:

  1. Gracias, muchas gracias.

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  2. Que selección perfecta de poemas . Mi predilecto y el que me inspira es el de Quevedo ...serán cenizas ,más tendrá sentido , polvo enamorado ....que breve y a la vez tan intenso , nos convertimos en cenizas y sin embargo seguimos fluyendo , esa fugacidad es la que dota de sentido a las cosas ser eternos resultaría aburrido . Existe el amor porque es energía en movimiento , existen los instantes el querer atraparlos surge el motivo por el cúal amamos ...En la medida que contribuimos con el fluir de esta preciosa tierra empezamos a ser eternos ...que algún día será ...polvo enamorado ..que maravillosas senciones me producen estos versos .
    Saludos caprichosos desde la isla .

    Pd: Visite el espacio de poemas que me indico ,insisto hay mucho amor , sencillez en cada poema hoy en día ambos están en peligro de extinción , solo queremos poseer , somos agresivos , violentos ,gritamos y no sabemos decir "te quiero " .
    Rosna

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  3. Muchas gracias por no dejarte llevar por la ira y por los regalos poéticos que nos haces.
    Un abrazo.

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  4. Pues eso me da alas para pensar que pueda de nuevo albergar junto a la mía, otras voces y otras palabras envidiables. Por vosotros, claro está, y por vuestra fidelidad, tan inmerecida.

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