domingo, 6 de octubre de 2013

Memoria rebelde

Es el infierno de los labios,
la amargura salvaje de la boca,
el resplandor impuro
con que alienta el deseo,
la marisma huidiza,
sigilosa,
la soledad densa del placer,
la inesperada
forma de romperse
a tirones
el pensamiento mismo;
la gruta oscura, luego,
en que resuena enloquecido
el estruendo inextinguible
y hueco de reír
y reír,
por todo el cuerpo.
Es solo eso, sí,
nada más;
no sé domesticarlo,
qué quieres que te diga:
se me insolenta
en el refugio oscuro del recuerdo.



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