domingo, 16 de septiembre de 2012

Comunistas y esteladas: un comentario en el blog de Manuel Delgado

He leído un voluntarioso post en que el famoso antropólogo Manuel Delgado trata de explicar por qué los comunistas catalanes deben sumarse al independentismo en alza. Y claro, he añadido un breve comentario que vale la pena reproducir aquí. Volvamos así a la política y que siga el juego. Lo copio en su tipografía original.


Siempre es enternecedor observar cómo los comunistas empujan el carro atascado de la burguesía. Ahora se enfajan la cuatribarrada al lomo, con la peregrina esperanza de que después les caerá graciosamente una parte de la carga. Sin duda confían en la generosidad acrisolada de esa casta oligárquica y cleptocrática que gobierna Cataluña. Pero, ay, los hechos son tozudos: puede que el carro salga del lodo hispánico y eche a andar más ágilmente. Lo que no deberían proponerse, por muy abducidos que estén los camaradas en nostálgicos catecismos, es participar en la ingenua marcha patriótica codo a codo con pillastres redomados, como la familia Pujol, o la tribu Millet, o los lustrosos dieteros al modo Macià Alavedra, o el ilustre putero democristiano de cráneo casi romano. Estos ladrones embusteros de largo recorrido, además, son apenas la parte visible del iceberg explotador. ¿De verdad pensáis que van a arrojar desde el carromato, ya en marcha, algo más que algunos panes y mucho circo de esteladas e himnos?

A lo mejor es que os hipnotizan las hoces dels Segadors y verdaderamente pensáis que es factible adelantar a la burguesía y hurtarle sus objetivos y su capacidad dirigente. La misma burguesía que se vendió, antes al cachazudo Primo de Rivera y luego al más resolutivo Franco, para aniquilar la CNT, el POUM, los partidos comunistas, el liberalismo republicano, y en definitiva, cualquier vestigio de progreso social. La misma burguesía que alzaba el brazo, educaba a sus hijos en castellano y recibía bajo palio al Caudillo en Montserrat, santuario ahora cubierto, curiosamente, de señeras rebeldes.

Ya digo. Enternecedor. Entre los desafíos del 15 M y de la independencia de Cataluña, sin duda que estamos asistiendo al nuevo amanecer de los comunistas catalanes, vanguardia del proletariado destinada a conformar todo movimiento, a señalar el horizonte prometido y a contarnos los cuentos de caperucita a la menor ocasión para seguir durmiendo tranquilos el sueño de la historia.

Me embarga la emoción. Podré morir tranquilo, pues he de ver la bandera roja ondear, en pocos años, en el Palau de la Generalitat.

Visca la terra...

11 comentarios:

  1. El propio Manuel ya te ha reconocido que el artículo está cargado de lucidez. Lucidez y audacia, añadiría yo. No es fácil, tal y como está el patio, alzar la voz para rebelarse contra esta homogeneización ideológica galopante que se está produciendo en el imaginario colectivo catalán, a base de clichés argumentativos, recordatorio permanente e interesado de memorial de agravios y apelación a los fondos irracionales del sentimiento identitario. Hay que reconocer que han sabido dar con la fórmula. Nadie se acordó, durante la manifestación de la diada, del expolio interior (lo dices bien: Millet, los Pujol, etc. ). Alguno arguye que puestos a que nos roben que solo nos roben los nuestros. Esa es la riqueza intelectual que nos rodea (¿será por eso que la educación está como está?).

    Un aplauso, don Benjamín.

    Y un abrazo.

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  2. Joder , Iván, tampoco el Ché reparó en que "Patria o muerte" se parece mucho al "Todo por la patria" de la guardia civil y ni falta que le hizo, menuda futilidad.Si una herramienta funciona, si funciona realmente ¿Porqué no usarla?Dentro de unos parámetros que no permitan que te roben ni los gordos ni los flacos, ¿Algún problema con tratar de evitar primero a los más grandes?
    Un saludo.

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  3. Respondes con mucho problema hacia la independencia, pero poco motivo.
    De toda la historia del independentismo, este, ha estado relacionado con la izquierda y el marxismo. Jamás los marxistas catalanes han apostado por España. El máximo de Español que han sido ha estado pedir un estado catalán federado a España.
    El problema de cierto españolismo (que dice ser comunista) és que ni quiere ni entiende el conflicto nacional ni la lucha de la izquierda en Catalunya.

    Bajo la defensa de la lucha de clases defienden a la oligarquía y burguesía más fascista del Estado, la española-centralista, defienden modelos productivos y económicos más arcaicos y alejados del proceso histórico (terratenientes españoles (en Catalunya no los hay)) y donde la iglesia conservadora tiene más fuerza (conferencia episcopal).
    En vede apostar por debilitar ese entramado promoviendo la independencia de Catalunya y abriendo la puerta a la izquierda castellana (española) a crear una nueva constitución con república y derechos sociales, te pones de parte de los más arcaico, burges-reaccionario y religioso de todo el estado.

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  4. De momento no tengo tiempo para responder como merece esta última aportación. Más adelante daré respuesta. Ahora solo doy las gracias por el interés que tiene el debate que se abre.

    Siempre es especialmente de agradecer un comentario discrepante, por lo que implica de invitación al diálogo y aceptación de la diferencia.

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  5. Señor Anónimo, un saludo en primer lugar. Quería preguntarle algo que no acabo de ver: ¿me podría señalar la secuencia exacta en la que el señor Gomollón se posiciona a favor "de lo más arcaico, burgués-reaccionario y religioso de todo el estado"? Perdone, porque quizás ando corto de vista. Yo había entendido el razonamiento como una crítica al empeño de determinados sectores por agrupar bajo el palio del independentismo movimientos, intereses y luchas insolubles en esencia. Igual he sido yo quien lo he entendido mal.

    No me gusta esa tendencia (muy acusada en los últimos tiempos) a la clasificación maniquea. Si puntualizas, matizas o disientes abiertamente de algunas de las líneas ideológicas imperantes, entras a formar parte automáticamente del conjunto de realidades enemigas a la propia causa. Ese planteamiento simplista, simplón y sectario es lo que a algunos nos molesta y reprobamos. Ese "o estás conmigo o contra mí". Me parecería sensato analizar la enorme complejidad de determinados fenómenos desde la mayor cantidad de perspectivas posibles. Recurriré a un ejemplo un tanto prosaico: imagine un partido de fútbol con una sola cámara. El acercamiento a la realidad de lo que ocurre será inevitablemente parcial, sesgado.

    De todas formas, como dice Benjamín, bienvenida sea la disensión. Por lo que acabo de decir, por su contribución a enriquecer la perspectiva.

    Saludos.

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  6. El planteamiento que haces, Anónimo, es de un marxismo clásico y doctrinario. Los discursos sobre la oligarquía, el clero, los terratenientes etc. parecen directamente descongelados de los años treinta en el microondas de un catequista nada escrupuloso para el uso rápido de quienes se conforman con concebir una historia dibujada a brochazos y necesitada de una redención (ellos dirán revolución) rápida y salvífica, pero que tiene la mala costumbre de no llegar nunca. O de llegar, pero no para conseguir una sociedad igualitaria y utópica, sino un triste remedo de feudalismo comunista, como el que gobernaba la URSS y que ahora esquilma y tortura a pueblos como Cuba o Corea del Norte. Imperios como China han producido últimamente una extraña síntesis entre teología marxista-maoísta y capitalismo salvaje del que huyen cuantos proletarios pueden votando con los pies. Y vienen a sufrir explotación y marginación a Occidente, quizá por la peregrina pretensión de tener más de un hijo por familia, ambición, como se ve, plenamente capitalista y favorecedora de la oligarquía.

    Esta pequeña introducción es simplemente para recordar a quien esto pueda leer que el marxismo no es solo el crack que fuman pasajera einiciáticamente estudiantes universitarios del Prinicpado, que mañana o pasado serán perfectos burgueses adaptados en el seno de la Cataluña catalana de Mas y de Pujol y de Carod Rovira. También sirve para confrontar a los adultos que aún alimentan juveniles visiones de utopías que convierten los países en seráficos campamentos de boy scouts o de buenos salvajes roussonianos. Iguálese la propiedad, suprímase el dinero y en poco tiempo tendremos de nuevo un orden inexorablemente desigual, pues como la Historia demuestra todo grupo humano medianamente complejo tiende a una organización social jerárquica y desigual como garantía de éxito para los más capaces y de supervivencia más o menos solidaria para los menos dotados.

    El infantilismo del neomarxismo rampante en unas universidades como las españolas, verdaderos jardines de infancia cerebrales como resultado de reformas educativas destructivas, puede considerarse un sarampión pasajero. Pero combinado con la irresponsabilidad de una burguesía cleptómana como la catalana, necesitada de sobrevivir a cualquier precio y en plena huida hacia adelante, nos explica el gesto desencajado de un Artur Mas, que ni quiere una independencia que él no pilotará, ni sabe qué le espera a su clase ladrona en el desierto fuera de la Unión Europea.

    En realidad Cataluña, España, Europa... son palabras fetiche para uso de párvulos mentales. Yo no soy catalán ni español ni europeo. Eso es solo un espacio convencional, como lo es el dinero, que me otorga una serie de posibilidades de proyección personal y desarrollo como individuo. Son el territorio jurídico donde puedo desenvolver con más espontaneidad mis propias capacidades y necesidades vitales. No existen per se. Como las lenguas, que no son alma del pueblo ni horteradas por el estilo, sino espacios, territorios baldíos que mi mente ara, siembra y cultiva para obtener de ellos el fruto más o menos mental de ciertos constructos provisionales, sean poemas, teorías sociológicas, comentarios de blog o simplemente agradables blasfemias que alivian un tanto el dolor de un golpe repentino e inesperado.

    Abstracciones. Criaturas del entendimiento. Convenciones. No esencias transhistóricas. No altares. No almas del pueblo ni sandeces por el estilo. No. Vías de paso, caminos engañosos trazados por la tradición sobre la piel indiferenciada del tiempo, sobre la superficie acuosa del mar. Caminante no hay camino, sino estelas en la mar. Compañero, no hay países ni idiomas, solo relatos, murmullos, ecos, retazos de un pasado que no deben amortajar nuestra capacidad de hacer nuestro propio camino al pensar, fuera de países, lenguas, almas del pueblo, y sandeces varias que nunca son sendas de salvación, sino caminos de servidumbre hacia solo en fachada nuevos feudalismos.

    Y a mí no me la pegan.

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  7. Al menos en la edad media, tanto el vasallo como el siervo, tenían relativamente asegurada la subsistencia y protección, el horizonte de hoy es una masa de excluidos ,a los cuales parece que el único porvenir es la intemperie. Ni digamos el coraje de ir al frente de la batalla señores y reyes. Pero esta es una sociedad que se escuda en mitos humanistas -siempre por venir- que no hacen otra cosa que ocultar su cobardía. Por lo demás no forzosamente las jerarquías implicaron como hoy, la obligatoriedad de estar ligada a la posesión de fortuna. Bernardo de Claraval, tras departir con reyes retornaba a su celda, y nadie puede obviar la importancia que tuvo en el desarrollo de Occidente. Quiero decir ,que en el fondo esta pandilla de crápulas están en la antítesis de la edad media , que son una visión moderna del caciquismo, que viene a demostrar que no siempre la cercanía del poder beneficia el desarrollo democrático de los ciudadanos.
    El campo de afirmación del nacionalismo catalán es la lengua. Por ahí tiene cogido a todo el espectro político . Me pregunto desde mis cortas entendederas ,que problema hay con la lengua ,si todos los infantes estudian en catalán (cosa que me parece de justicia ). Hay algo siniestro en la reivindicación nacionalista de “normalidad cultural”-lo oí ayer en la radio ¡Glub!- En una hipotética independencia ,siempre se necesitará un chivo expiatorio que exorcise sus demonios . Mienten estos políticos -todos- cuando afirman con la boca llena que en la sociedad civil catalana no hay ningún problema de convivencia –lo cual es cierto- mientras trabajan en el sentido opuesto,-creándolos donde no los hay- A todo esto una izquierda acomplejada ,o bien aspira a alguna poltrona o es incapaz de zafarse de esa mano de hierro con guante de terciopelo que se los tiene bien cogidos. Si no pasa nada con la convivencia -incluido la lengua –tendrían que llevar esto incluso en un programa independentista. De lo contrario jamás volverán a su caladero de votos natural. Y demos gracias, que la extrema derecha no se entera ,porque un programa como el de Le Pen (que tantos desconocen) podría erigirse en una fuerza muy importante ,y no seré yo el que se sorprenda.
    En fin , como dice un proverbio Zen: “La vida es un puente, no construyas una casa sobre él” que es una variante del poema machadiano, o bien, la contestación del gran maestro de principios de siglo Kodo Sawaki a la pregunta de un periodista sobre cual era su misión en la vida y contestó lacónico “fracasar” que creo es patria común de todos y espacio liminar que precede al gozo de la desposesión. Saludos.
    ST
    PD-Felicidades por el blog.

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  8. Perdona, Esteban, quizás ande escaso en el arte de leer mensajes oblicuos. Y como ando corto, en vez de entender qué me quieres decir, infiero. Infiero que lo que propones es evitar el yugo de España para, desde dentro, combatir y deshacerse del yugo fraternal. Y cuando hablo de yugo, me refiero (supongo que tú también) al yugo capitalista-burgués-neoliberal (aunque hay alguno como Vargas Llosa que sostiene que el neoliberalismo en sí no existe, que es una deformación léxica malintencionada para desacreditar a los liberales como él).

    Bien. Ya me dirás si acierto. En cualquier caso no critico la aspiración legítima de la autodeterminación (la comparta o no), sino la forma que adopta parte del discurso independentista, que hurta el debate sobre lo verdaderamente importante: qué tipo de Estado se construiría si se diera lograra la independencia, qué modelo educativo o sanitario se implantaría, qué modelo de redistribución fiscal (porque si tanto escuece la justicia redistributiva no imagino a los barceloneses tolerando el déficit fiscal con respecto a Lleida, por ejemplo), qué ocurre con la situación administrativa de los funcionarios que dependen del Estado español, en qué posición quedará el castellano dentro de la enseñanza, etc. Cuestiones pragmáticas, jurídicas, administrativas, que afectan directamente a mi desarrollo como ciudadano de una determinada sociedad, y no el romanticismo de las palabras inflamadas y los orgasmos de banderas al viento.

    Como dijo Joan Subirats en un artículo en El País la semana pasada, no me gusta esa idea de "primero la independencia y después ya veremos", porque equivale a querer empezar la casa por el tejado.

    Y hay otra cosa que me preocupa. De hecho me llega a sublevar: y es que la semilla de la confrontación está cuajando incluso entre los chavales. Hoy en clase (soy profesor de secundaria) dos alumnos casi llegan a las manos por hacer uno de ellos una referencia despectiva a una bandera. Nadie en la calle habla de revoluciones obreras. Nadie identifica al enemigo con la oligarquía. Nadie sugiere la responsabilidad que tiene los gestores autóctonos en el desmantelamiento progresivo del estado de bienestar. Y eso viene como consecuencia del esencialismo en el discurso, esencialismo, por otra parte, que esconde un poderoso germen de xenofobia.

    Todo eso me molesta. No el debate razonado y racional sobre cómo intentar mejorar el actual estado de cosas.

    Un saludo.

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  9. Ahora que se han cumplido 40 años de su muerte y que ningún nacionalista quiere recordarlo, sería tonificante echar memoria a cómo despachaba Gabriel Ferrater el origen del catalanismo: movimiento político de determinados fabricantes catalanes que necesitaban modificar en su favor el régimen arancelario del estado español para poder competir (con ventaja) con otros colegas extranjeros. O sea, reclamación al gobierno español para paliar su incompetencia e incapacidad. Para ello arrastraron a montones de políticos y a una buena cantidad de escritores, los cuales pusieron la aureola espiritual necesaria. El resultado fue, según palabras del propio Ferrater, "una farsa grotesca".
    Parece que todavía sigue.

    Saludos, Benjamín

    Lucas

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  10. Leo esta discusión con mucho retraso. Lo siento y agradezco vuestras consideraciones. En todo caso, los acontecimientos se precipiran y nos precipitan, espero que no a unos sobre otros. Desde luego que mantengo mi posición política, que es la de una parte creo que creciente de comunistas catalanes, que en cierto modo vuelven a sus orígenes, sobre todo en el caso del PCC. Quisiera recordaros que Catalunya sólo ha merecido reconocimiento como país en una instancia internacional en una sola de ellas: la III Internacional, en la que el PSUC tenía delegación propia y soberana representándolo. Me gustaría que os dierais una vuelta por Barcelona o por cualquier pueblo o ciudad catalanes. Hay cada vez más balcones de los que cuelgan banderas esteladas. Por favor, fijaros y vereis que muchas de ellas lucen, en efecto, una estrella de cinco puntas... roja.

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  11. Es evidente, Manuel, que tiene mucho sentido pasearse y mirar a los balcones. Incluso cerciorarse del color de las estrellas. Pero, ya que nos invitas a entregarnos a astronomías razonables, permíteme decirte que prefiero ahora la música de las esferas, las estrellas fijas y otras calenturas a toda elucubración sobre colores y trapos que ondean al viento. Que me da por mirar de tejas arriba, en vez de empozoñarme el alma con el tósigo que acaba por destilar de tanto poner baldías esperanzas de tejas abajo. Leo Espriu, que es como un Juan de Yepes del Maresme, para quien los santos se hubieran mudado ya por completo en títeres tan solo, y cuya palabra garabateara sin fin en el espejo, o en el muro, sin poder en modo alguno dibujar esperanza al otro lado. Me asalta hambre de Dios, unamuneces, paseos por iglesias y prisas absurdas por saber lo incognoscible. Y por sentirlo.
    En todo caso, te agradezco que pases por aquí y que nos invites a mirar arriba, aunque te detengas a la altura de los balcones y en la ropa tendida. Ojalá que mi invitación a la poesía y lo divino te fuera al menos la décima parte de estimulante que lo es para mí leerte siempre y meditarte.

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