sábado, 4 de agosto de 2012

Praga (II). Puente de Carlos


El aire es siempre limpio
y abruptamente viste
de luz los poros y la piel reseca
de piedra ennegrecida.
Cuerpos cincelados,
manchados
de tiempo y silencio erosionado;
testigos coagulados,
inscripciones, coronas
alegorías de poder,
de santidad y ardor cansado.
Dulce el Moldava
extiende su caricia;
en el temblor del agua
empapa de ancho amor la Praga eterna,
espejo que se lleva
mi imagen,
tiempo adentro,
lejos
de ti y tu pensamiento.

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