martes, 7 de agosto de 2012

Praga (III)

Este naufragio de sal,
esta agonía
de todo lo que enciende
la vanidad, la luz,
la sangre que te lame
el tiempo
más allá de las caricias.

Dame solo tu voz
para embarcarme
en el aire que exhalas
como un surco de ausencia
a la deriva,
una luna de rostros desvelados.

Abrazaré tu cuerpo
como un ala,
un espejo de siempres
dulcemente
embriagados de amor y de deseo.

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