Te busco por la espuma,
donde esponja la luz su sed de sal,
su galope empapado y fugitivo.
Te dibujo en la espalda
oscura del silencio, en los ausentes
lienzos del viento entristecido.
En qué modo desnudo,
te sigo y te persigo,
mientras recojo
los espejos de luces derrotadas.
Te quiero y te requiero;
bebo de tu memoria
tragos de luna roja,
labios que sin desmayo me consienten
eternidades bruscas,
gritos dulces de estrellas derribadas.
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