Olor, reflejo, mortal sabor
de hierro gris,
azar, profundidad lasciva,
sal desbordada, enigma...
Todo lo que devoro por tu carne
doblega densamente
el orgullo incendiado de mi boca.
A qué luz no me tienes maniatado,
en qué canción no me hallo
hundido y silencioso,
por qué caminos rondo
si no es a tientas raudo y excesivo.
No hay otra soledad que no besarte,
exilio exento de tu esclava ausencia,
amor más poderoso que tu cuerpo.
Amor más poderoso que la vida...decía Jaime Gil de Biedma. Y en tu poema queda bien reflejado ese inagotable impulso y otras connotaciones que tan bien sugieres. Salud!!!!
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