Para tanto decir, cómo se calla
en tus labios de luz enrojecida,
este amor,
como un amanecer hecho de alas
y de tersa quietud. Cómo se pone
de pie en seguida
en las palabras que desnudas
al hablar de repente
y mirarme.
Te devoro en la boca las raíces
mojadas de la voz y la memoria,
te espero más allá
de tanta hambre,
de tanta sed antigua y dulce
como brota entre tus labios
nuevos y repentinos.
Vas a tener tu cuerpo
escarpado de besos y deseo,
aferrado a estas palabras
como garfios que arraigan
un placer infinito y doloroso.
Boscaje de la vida,
canto, saliva y fresca urdimbre
de vegetal ardor
y de misterio.
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