domingo, 1 de noviembre de 2009

Cortázar, abuelo piantado del blog


Los domingos traen muchas veces visitas de parientes inesperados. Nos alcanzan un ramo de flores de ilusionista, un paréntesis de pluma para la conciencia triste. Por qué no sonreír, parecen sugerirnos. Y no es que se hagan pesados. Ya saben de antemano que han de volver la espalda al poco. Dar unos pasos dubitativos, pisando cuidadosamente la luz de la cordura, para que no se astille el piso de madera vieja. Y bueno, a pesar de todo, llaman a la puerta.

Hoy he abierto, con los ojos aún mojados de pereza y de sueño. Y era Julio. Julio con esa erre afrancesada, esa mirada rioplatense de te cuento, viejo. Tenía en los labios el perfil descolorido de un beso antiguo, la danza pausada de palabras en neblina. Pero había algo más. Había ese instante antes de volver las espaldas, antes de concentrarme despreocupadamente en el café y las tostadas. Había la soledad sonora, ché, la cena que recrea.

Cuando uno busca en los árboles, cuando se pierde en las ramas de los abuelos socarrones, que siguen allá, un poco muertos, pero encumbrados y tomando mate, es el momento de acechar cronopios. Bueno, sí, es cierto, lo que se dice cronopios, todos lo somos un rato. Pero hay a quien se le pega el bolígrafo a los dedos, y escribe siempre y de cuanto acontece o roza, cuanto susurra o muere. Y ese es Julio. Y aquí tenéis un blog avant la lettre, después de muerto. Enredado en la sombra de un pedeefe. Piantado allá, como el mismísimo gato Teodoro W. Adorno. Qué cosas.

2 comentarios:

  1. Saludos:

    Antes de nada muchas gracias por tus palabras y por tu visita.

    A mi también me encanta Cortazar, Paris resulta mucho más atractivo tras los primeros capítulos de Rayuela ¿verdad?.

    Lo dicho, gracias de nuevo y un abrazo.

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  2. Je suis impressionné! Blog très instructif sur bgomollon.blogspot.ru mon ami. Je voulais juste commenter et dire maintenir la qualité du travail.

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