miércoles, 1 de julio de 2009

Enrique Badosa, poeta. Dos poemas del libro Marco Aurelio, 14

Primero fue un rumor suave de sombra
en espacios de sol y juventud.
Más tarde se arrastraba casi oscura,
ruidosa de estertor; manos quemadas.
Ahora es grito de palabras frías,
y amontona en mi puerta ropas negras.


Me asisten todavía tu voz y tu palabra,
tan lejos y tan cerca, amiga mía siempre,
ni oscuridad ni muros te apartaron del todo,
ni pierdo la costumbre de asirte de la mano.
Escribo ante tus ojos y todo cuanto escribo
lo leo con tu letra, lo oigo con tu voz,
y junto a mí el perfume de tu caricia dice
las cosas verdaderas que dijo tu sonrisa.
El claro pensamiento de tu mirar tan claro
alumbra en la tiniebla que se esparcía en lágrimas,
te hallas en mis palabras, estás en mi silencio
igual que cuando el mismo eran nuestros dos nombres,
y aún yo sé de mí porque de ti he sabido.

1 comentario:

  1. Pues sí, Benjamín, que son buenos poemas; quizás el ritmo en algún verso (pocos, pero en fin) es algo abrupto; dudo si el "aún" del último verso debería llevar tilde.
    En cualquier caso, me han gustado, especialmente el segundo.
    Un abrazo.

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