lunes, 27 de abril de 2009
Palabras de Eurídice (III)
Qué despacio la luz bebe la sombra
extendiendo un silencio, limpio y blanco;
mas qué hermosa la brisa de tiniebla,
dulce y lenta, de un despoblado sueño.
Por qué empuja tu voz mi anhelo arriba
y resbala en mis ojos agua clara
si es la hondura de algas y de niebla
lo que moja mis labios. Y me miras:
un perfume de amor, tibio y oscuro,
me arrebata en un vuelo inesperado...
Y otra vez se derrama sombra fría,
denso aroma de tiempo, lacio y negro.
(Deliberadamente, en la imagen es Ofelia quien pone su muerte, húmeda y voluntaria, atribuidas apócrifamente a Eurídice en mis versos, capricho de metáfora y deseo)
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