lunes, 30 de mayo de 2016

La Inquisición cupera

Parece ser que la CUP, en su flamante primer proyecto de ley que pretenden "de la nueva República", se plantea perseguir penalmente todas las formas de "incitación al odio" racial o por motivos de identidad sexual o política que ahora no pueden recibir castigo legal, por ser demasiado banales o leves. Naturalmente, promueve la creación de una Policía Moral Omnipresente, un "observatorio", nutrido de los numerosos aspirantes a inquisidor que la progresía va prohijando a cuenta de la religión de lo políticamente correcto... En fin, no me extiendo más.

Cómo no recordar el engaño quevediano de Pablos a aquella buena mujer, cuando la amenaza con denunciarla al Santo Oficio por decir "pío pío" a los pollos al alimentarlos, y dejar tan santo nombre de papa así infamado. Y cómo olvidar que le exige y obtiene el pollo mancillado de blasfemia, que el listo del Buscón despacha a las vacías tripas en un santiamén...

En esa clase de miedo cerval y mutua sospecha y escudriñe quieren instalarnos estos aprendices de Stasi neocuperos, en una paranoia constante al estilo iraní, con rasgoteos farisaicos de vestiduras, multas continuas y prisioncillas, y esa inagotable exaltación constante de su lenguaje avulgarado, romo, revolucionario por decreto, todo limpio y puro de fascismo, transbilesbihomofobia y los pecados horrendos que ofenden a los ulemas perrofláuticos. Aprovechemos que aún puedo escribir esto, antes de caer en una de sus celdas, obligado a leer quién sabe qué catecismos rojoides para purgar al modo Mao mi heterocapitalpatriarcofascismo.

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