jueves, 9 de junio de 2011

Te di el silencio de las aves

Te di el silencio de las aves
el cristal abrasado del olvido
la llama desterrada
y las espuelas

En torno a ti, qué espacio de rocío
qué huellas devoradas, qué amanecer
de sombra dulce y fugitiva

El oscuro calor de la semilla
la voz ciega del aire
la densa soledad del beso

Volverás, será de noche siempre
cuando desciendas
hasta la ingravidez de la sonrisa

Y mis labios
jinetes de tu ausencia
beberán aire y sueño

libros de sal herida
nubes de filo y sangre
y el olor de canciones derribadas

Me llenas las palabras
de hambre de ti y de nieve
de luz
lluviosamente atardecida

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