Roto el bloqueo,
la absurda cáscara, el destierro
que las palabras arrugadas,
sin papeles, apátridas,
rumiaban
sobre la espalda mojada del silencio.
Rasgan ahora los velos,
sacuden, de repente,
el exilio del sol a mediodía
y tiemblan
como la tierra quebrándose en racimos
para llenar la boca,
los perfiles
de labios ambiciosos,
suaves,
certeros como halcones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario