jueves, 26 de febrero de 2009
La vida
Ando ya un tiempo sin letras que poner por estas páginas. Por eso la canción de aquí abajo. Ganas de compensar, de cubrir con un poco de belleza prestada el silencio largo. Hoy he leído que ha muerto un hijo del líder conservador británico, un niño con parálisis cerebral y epilepsia grave. Y he mirado la foto familiar. Y claro, me he puesto a pensar en eso de la vida, de la familia, eso que tiene uno al lado y no parece motivo para escribir, para romper el pudor de lo personal. A pensar de esa manera colmada, imprecisa, suave e hiriente a la vez, esa manera que es tan propia de la mirada larga al pasado, al futuro. A la extensión de los recuerdos y la esquiva promesa de las esperanzas. Y poco más puedo decir. Al menos de momento.
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A veces ocurre, no puedes decir nada, sino prolongar el pasado un poco, para que él hable por ti. Te entiendo, no sabes cuánto.
ResponderEliminarPues no has dicho poco, amigo Benjamín.
ResponderEliminarNayra, me has dado mucho con tus últimos posts, supongo que hijos del silencio largo. Y es agradable, mucho, verte por aquí de vuelta. Ahora que estoy tan extraña, tan prosaicamente chof que vuelve a gustarme la poesía de Luis García Montero. Sic transit, como digo siempre.
ResponderEliminarJuan Antonio, ya me perdonarás lo poco que comento tu blog. Pero lo sigo, juro que lo sigo. Y tu conserje --que al parecer no es apócrifo-- tiene la culpa de no imaginas cuántas sonrisas imprevistas. Un placer verte por aquí. Estás en tu casa.