viernes, 19 de abril de 2013

La nube de tu cuerpo


He probado la sal, el viento,
la distancia,
toda la soledad del sol deshabitada;
he trenzado de instantes la corona
que nunca ceñirá tu frente.
No es solo que la muerte
espere desgastada en el espacio
delicado que habita tu recuerdo.
No basta que me mires
en la profundidad adusta del espejo.
No, no es bastante. Quiero la luz.
Quiero tu boca siempre,
la marea
de besarte sin más,
la luz entera.
La vida, sin descanso. Todo
o nada, esa nada
que recela escondida
por la nube ambiciosa de tu cuerpo.

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