domingo, 6 de noviembre de 2011

Declaración de frontera

Es cierto, pretendí alejarme
con todo en mi poder:
el eco tenso de la piel,
la oscuridad suave,
azul, vibrátil del placer
que derretía
las manos de una miel helada y fértil.

Quise ocultarte, lo confieso,
todo el alijo:
el denso refugio de tu voz
para la primavera huida,
los labios embebidos
en la sombra menuda de la tarde,
la voluntad ausente
del aire
negro, cegado entre gemidos.

Quedan en la aduana
estricta de tu boca
palabras, en depósito:
la prueba material
de este culpable amor de contrabando.

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