A este lado de ti la vida entera,
el aire
derramado en olas súbitas,
a este lado la luz
acurrucada,
la voz
en carne viva de decirte.
Abundacia de nubes y de espera
a este lado de ti.
La piel, sedienta,
va palpando el camino de la sangre,
los puñales que gimen en tu boca.
A este lado, ribera de la muerte,
lluvia dulce y silencio,
voy abriendo
mil palacios de sal helada y sueño.
Y ya no tengo
alma dentro si no es tu voz ardiente,
labios que no hieran
como espadas tu cuerpo,
más espacio que amarte en este siempre.
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